domingo, 19 de agosto de 2012

La metamorfosis


En mi búsqueda por lecturas sobre cosas raras o relatos ficticios, ahora he terminado un libro escrito por Franz Kafka cuyo tema principal es la extraña enfermedad sufrida por un individuo cuyo nombre es Gregorio.
               El personaje despierta un día y descubre su nueva apariencia; una rara enfermedad tropical. Agobiado por su apariencia y tras ocultarse horas en su habitación, su familia decide buscarle en su pero la poca adaptabilidad psíquica del sujeto hacia su nueva forma lo impulsa a bloquear la entrada evitando que se abra la puerta y muestre la sorpresa a sus parientes. Con el temor de salir las horas pasan y con la finalidad de conocer los motivos que impulsan al sujeto (Gregorio) a no asistir al trabajo, recibe incluso la visita del gerente de la empresa que le empleaba.
               Cuando finalmente abre la puerta todos quedan impresionados con el extraño cambio de su conocido haciendo que la gente salga en busca de médicos que, obviamente, no solucionarían el problema.
               En resumen; este libro, además de ser muy corto y fácil de leer, nos habla de cómo los seres humanos pueden adaptarse a situaciones extrañas, ya sea por monotonía o necesidad siempre logran salir adelante.

martes, 28 de febrero de 2012

El papel de la efusividad térmica


Algunas veces basamos nuestros conceptos de los fenómenos en base a un punto de vista errado, en física sucede con algunos conceptos como la fuerza centripeta y en este caso con la efusividad.
Cuando tocamos objetos y tratamos de compararlo con el entorno (ambiente) sentimos que se encuentra más frío de lo normal; eso se debe a un error de percepción, una ilusión más, que un fenómeno físico presenta, es decir, nuestra mente nos juega una buena broma.
Confiamos en nuestro conocimientos empíricos en cuanto a lo obvio, es decir, conocemos que dos cuerpo en contacto tienen que alcanzar la estabilidad térmica con el ambiente, debido a la ley cero de termodinámica. Pero, de nuevo, si hacemos un experimento muy sencillo con dos objetos de materiales diferentes para; por experiencia tratar de definir su temperatura a través del tacto podemos caer en el error de una mala interpretación. 
Entonces, es importante tener en cuenta los materiales de los cuales están hechos los objetos para comprender la velocidad a la que transfieren su calor a otros cuerpos. Pongamos un ejemplo, se tiene una regla de metal y otra de madera que son tomadas por una persona, al parecer el metal es más frío que la madera, esto se debe a que hay un material intermedio que afecta la percepción del sujeto que sostiene las reglas. Hay que recordar que el sujeto que sostiene las reglas esta hecho de piel humana que tiene una temperatura de alrededor de 37°C. 
La efusividad se conoce también como “coeficiente de contacto”.
La efusividad juega un papel importante cuando los cuerpos, en este caso las reglas de metal y madera, entran en contacto con la piel humana, es posible considerar un escenario en el que se tienen dos cuerpos con temperaturas T1 y T2 (T1 > T2) en un contacto ideal, la interface de contacto adquiere una temperatura de contacto. 
Entonces, es por eso que cuando tocamos cuerpos con la misma temperatura pero con diferentes efusividades, no percibimos la realidad.
En el ejemplo citado anteriormente se tiene materiales de metal, madera y piel. La efusividad del metal es mucho mayor que la efusividad de la piel y la efusividad de la madera; pero la efusividad de la madera es menor que la efusividad de la piel y por tanto se deduce que cuando un cuerpo con una efusividad mayor entra en contacto con un cuerpo con efusividad menor se siente frío y cuando un cuerpo con efusividad menor entra en contacto con otro de efusividad mayor se siente templado.
Entonces, se puede decir que cuando un buen conductor térmico entra en contacto estacionario con un deposito térmico con una temperatura mayor (la piel en nuestro ejemplo) extrae más energía del deposito térmico que un mal conductor térmico, pero en condiciones pasajeras el cuerpo con una efusividad mayor extrae más energía que el que tiene un valor menor de efusividad.  

lunes, 19 de diciembre de 2011

La leyenda de sleepy hollow


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Al terminar de leer “el hombre de arena” decidí seguir ad-hoc con los de miedo. Y buscando que leer se me cruzo un libro de Washington Irving, el cual me recomendaron en el mismo lugar que el anterior. A decir verdad desde que vi la película me pareció buena idea leerlo, pero lo eche en saco roto y no lo leí hasta ahora; Irving, como sabrán, era un buen historiador. Entre sus obras se encuentran relatos sobre la conquista española de América.
   El libro comienza relatando la forma en que se vive en Sleepy Hollow, un pueblo que se encuentra en el este de Estados Unidos que contagia a sus habitantes de un coportamiento ad-hoc a su nombre. Realmente no es difícil imaginarse un pueblo con habitantes con un comportamiento algo somnoliento, vivo en un país en el que cada seis años salimos a votar para elegir un tipo de gobierno que nos hace salir a marchar para exigir nuestros derechos.
   Al seguir leyendo me vi sumergido en la vida de un personaje que se dedicaba a la enseñanza, sobre el cual gira la historia relatada por Irving. Entre los discípulos de este profesor había una chica de nombre Katrina, de la cual se enamora y decide pretenderla. Como en todas la historias de amor existe otro pretendiente.
  El profesor, de nombre Icabod Crane, decide cortejar a la doncella discretamente, pero decide hacerlo así no por caballero sino por cobarde, ya que el otro pretendiente es un hombre (Brom el huesos) temido por todos en el pueblo.
   Cerca del final decide hablar con Katrina con respecto de su amor, obviamente lo rechaza (obvio, eso le pasa por cobarde) y al marcharse es perseguido por un jinete sin cabeza, el profesor intenta perder al jinete pero no lo logra y al llegar a un puente el jinete le lanza su cabeza. Todo el pueblo termina creyendo que el jinete había obtenido un alma más llevándose al profesor.
   Al final queda implícito que después de haber recibido desilusión, el profesor decide marcharse para emprender una carrera de abogado, que seguro le sería más fructífera. Así son las cosas, cero dogmas sólo realidad, no fantasmas; sólo lo mundano. Así que: ¡A VIVIR!.

domingo, 18 de diciembre de 2011

El hombre de arena


Vacaciones... y como era de esperarse, mucho tiempo libre. Ahora, he leído un libro que me recomendaron en noviembre, para estar ad-hoc con el terror que da la temporada, algo tarde, pues lo he terminado ya en diciembre; pero como me lo prometí, al menos lo leí.
   Este libro lo escribió E.T.A. Hoffman y trata sobre los miedos que alguna ves a todos nos han causado las historias de los adultos y como una mente joven es altamente impresionable.
La historia comienza muy al estilo de un cuento de Stevenson o de Stoker, es decir, comienza con una carta del personaje principal, comentando sus impresiones ante un suceso de su infancia. Él relata, a su hermano, el motivo por que los enviaban a dormir cuando niños, con el pretexto de evitar que los raptara el hombre de arena.
   Sucede que su padre gustaba de hacer experimentos de alquimia con un conocido de nombre Coppelius. El personaje principal (Nataniel) relata como al sentir cierta curiosidad decide investigar un poco sobre el hombre de arena y le pregunta a una criada sobre dicho personaje; ésta le cuenta un relato en el que éste, hombre malo, requería de ojos para vivir; así que raptaba niños que después entregaba a sus crías con pico de lechuza para comerles los ojos. Y, así, fue creciendo la imaginación del muchacho que a la edad de diez años fue mudado a un cuarto para el sólo, lo que causo que una noche, lleno de curiosidad, presenciara los experimentos de alquimia de su padre con el supuesto hombre de arena, el abogado Coppelius. Tras aspirar vapores que lo hicieron alucinar y, por tanto, traumarse de por vida es descubierto por Coppelius y Nataniel entre el desmayo, escucha el reclamo que Coppelius hacia a su padre con respecto de sus ojos diciendo: “ojos, ojos, ya tenemos ojos”. El padre le salva la vida desintoxicandolo rociandole un polvo en la cara que le causaría una ceguera parcial por el resto de sus días.
   Una vez que a crecido Nataniel, mientras estudia fuera, se topa con un extraño de nombre Copola que vende barómetros, Nataniel sospecha de un posible nexo con Coppelius ya que el parecido fisiológico es impresionante. Sospechando de que el asesino de su padre pretende venderle barómetros, comienza a escribir a sus hermanos para comentarles sus sospechas, estos, después de una visita que él hace a sus hermanos queda convencido de su error. Y trata de seguir su vida aceptando lo que vivio de niño.
   Al volver de viaje encuentra su casa destruida, quizá por el maldito Coppelius, pues como es obvio este personaje busca a la familia por algún viejo resentimiento. De nuevo el viejo Copola se topa con el joven Nataniel, pero ahora lo que quiere venderle son; ¡OJOS!. Y tras haber sido convencido de su posible locura por sus hermanos trata de mantener la calma y el vendedor comienza a sacar gafas que amontona en una mesa, ¡jajaja!. Al final le vende unos prismáticos, miralejos, catalejos, binoculares, etc... como quieras llamarles. Que usa para poder admirar a una autómata que descansa en la habitación de enfrente, que resulta ser la habitación de un profesor de física llamado Spalanzani.
   Debido a su ceguera parcial termina enamorado del autómata y queriendo proponerle matrimonio pensando que se trataba de la hija del profesor de física, por algún motivo el profesor Spalanzani permite que la historia entre el humano y el autómata se desenvuelva, lo que seguramente resultara en una desilusión para alguno de los dos, seguramente.
   En fin, mi dosis de pseudociencia se vio subsanada con este buen pequeño libro de solo cuarenta y seis páginas, y realmente tiene un final muy espeluznante que no voy a contar esta vez; solo diré que los locos no vuelan jajajaja.

sábado, 30 de julio de 2011

La importancia de ser formal


Hace unas semanas leí un libro de Oscar Wilde que se titula “La importancia de ser formal”. En realidad, se debería de llamar la importancia de llamarse Ernesto, esto, según el prologo, por la fonética similar de la palabra “earnest” que significa “formal” con el nombre de Ernesto.

Es un libro que retrata el comportamiento de la sociedad y las ataduras que ésta proporciona a los individuos, lo que orilla a la gente a mentir para obtener algún beneficio.
Pienso que quiero ser alguien nuevo, cuando escribo esto, ya que este libro trata sobre como por amor el personaje principal (Jack) quiere cambiar su nombre para llamarse, entonces, Ernesto. La cosa se complica cuando por error olvido un cigarrera en casa de un amigo (Algernon) y éste al ver que no tenia grabado el nombre de su amigo, ya que lo conocía como Jack, decidió preguntar el motivo. Después de una pequeña persecución en el pequeño recibidor de la casa de Algernon, Jack recupera su cigarrera y comenta los motivos. Desde mi punto de vista ocultaba algo, parece que se dedicaba a algún negocio truculento y por eso ocultaba su verdadero nombre a su pupila Cecilia.
Para Cecilia el nombre de Jack era Ernesto y el tal Jack era el calavera de la familia y por tanto el buen Ernesto tenía que viajar seguido a Londres para cuidar de su hermano que andaba en malos pasos. Pero Jack viajaba a Londres para codearse con la alta sociedad, pues ahí había conocido a una chica de nombre Gundelinda.
Llegados a este punto podemos darnos cuenta de que todos tenemos secretos turbios ya que Algernon tenía un amigo que se llamaba “Bumbury”, este amigo ficticio era muy útil -opino, como el autor, que es muy conveniente tener un amigo así- ya que le servia a Algernon para poder escapar de las reuniones aburridas o las situaciones que no quería enfrentar. El pobre Bumbury era un pobre paralitico que milagrosamente necesitaba de su amigo Algernon cada que Algernon no quería cumplir algún compromiso.
Total, con la existencia de la pupila de Jack (Cecilia), Algernon se alborota y decide visitar a la doncella para echarse un taco de ojo y, entonces, todo el teatro se viene abajo. Resultado en la necesidad de un doble bautizo que a fin de cuentas no fue necesario ya que Jack se llamaba como su padre Ernesto.
Opino que es un libro muy entretenido que fue un gran éxito en su tiempo, quizá por el juicio que llevo a la cárcel a su autor. Este libro me hace pensar que no soy el único que oculta cosas sucias y que como lo dice Kant “no puedes esperar que un hombre no tenga contacto, alguna vez en su vida, con las malas costumbres”.

domingo, 17 de julio de 2011

El nuevo acelerador



El pasado fin de semana leí un pequeño libro de H.G. Wells. A decir verdad, por el titulo y por el conocimiento que tenia del genero que Wells exploto imagine que se trataba de un acelerador de partículas, es que me gusta estar a la moda. Pero no; al poco rato de sumergirme en las letras me dí cuenta que no era lo que pensaba.

La historia gira en torno a dos amigos, un químico en busca de un acelerador metabólico (Giberne) que logra su objetivo y va en busca de su amigo (el narrador de la historia) para mostrarle el descubrimiento.

En realidad es muy interesante el tema de la obra de Wells ya que es importante hacer notar que no estamos hechos para movernos tan rápido, físicamente el corazón de un individuo late más rápido mientras más rápido se mueve. Ademas, la células del cuerpo humano se están oxidando constantemente, proceso que sin duda se aceleraría, bueno, desde mi pomposo punto de vista.
En fin, es una historia que te permite imaginar y pensar que harías en tal situación, ya que nadie sería tan rápido como para echarte el guante y, por tanto, todas las travesuras que podrías hacer cuando nadie presta atención (es realmente tentador dejar volar la imaginación).
Dejando de lado la pompa al analizar seriamente la posibilidad de llevar a cabo en lo real esta novela, opino que es una buena pieza de la ciencia ficción, que te hace imaginar y divertirte mientras lees sus páginas.

jueves, 5 de mayo de 2011

El Dr. Jekyll y Mr. Hyde



Hace ya más de una semana, termine de leer un libro que explora aspectos de la dualidad de las personas, Robert Louis Stevenson seguramente se preguntó por que la gente reprime algunos hábitos y gustos estrambóticos ante el que dirá el circulo de personas con los que uno convive o, quizá, conoció a alguna persona con un trastorno disociativo.
Bueno, parece que la química es algo muy interesante, y aún más en sus inicios, cuando era conocida como alquimia y, es que, eso de buscar que el plomo se vuelva oro o eso de obtener la vida eterna, es muy tentador, además, son cosas que la mayoría de los hombres anhelan, es decir, ¿No te caería bien un buen lingote de oro por que el gastaste como si fuese plomo? o ¿Que tal vivir eternamente solo por tener tu pequeña piedra filosofal?. Esos son aspectos muy románticos tomados por varios autores de libros y que inundan las fantasías de la mayoría de las personas.
Me parece que al Dr. Jekyll se le olvido que, cuando una persona toma una droga o alcohol, ésta solo es efectiva durante un cierto tiempo. Pero como la naturaleza de los hombres, al parecer, es nunca sentirse satisfechos con lo que tienen, la curiosidad lo impulso a volver a tomar el brebaje y, es que quizá era posible que no se limitara a tener dos personalidades, es decir, posiblemente su alter-ego tenia otro alter-ego y, no se sabe, quizá, en un bucle interminable de “otros yo” reprimidos podría encontrar lo que en verdad te satisface ser, algo raro, pues, si se és, se és... y nada más.
Volviendo al caso de Jekyll, sucede que era un solitario que dedicaba mucho tiempo al estudio, situación que no parece mal, pero al parecer se desvió en aquello de la pseudo-ciencia y cayo en los brazos de medicina alternativa. ¡Jaja!
Lo que sucedió, fue que cuando se convertía en ese ser que sin el menor recato estaba dispuesto a saciar las más extravagantes ideas liberadoras de dopamina, facilito que el Dr Jekyll cayera en una adicción a su pócima. Y, después ,simplemente se limito a culpar a su otro yo como si no tuviese control de en lo que transformaba (cobarde).
Más tarde se le ocurre al buen Dr. Jekyll tener un poco de fama y le hace una demostración a Lanyon, un antiguo amigo, de su gran descubrimiento y encima de todo le hace jurar por secreto profesional la no divulgación la escena (cobarde).
Una de las mejores partes es cuando el Sr Hyde pisa a una niña y como si no tuviera el cinismo suficiente para pisar a todos los que se pusieran en su camino, es regresado por el cuñado de Utterson para pedir disculpas, cosa que le trajo más problemas, pues tuvo que mostrar el lugar donde vivía. Desde mi punto de vista, un problema si es que pretendía seguir saciando sus más raras necesidades. Ahora tenia que andarse con más tiento, lo que su otra personalidad resolvió alquilando otra casa y abriendo una cuenta de banco a nombre de él fúrico pisador.
En fin, parece que la vida de Jekyll no tenia mucha acción y debido a eso se entrego a todo un planteamiento filosófico que proponía todo un nuevo mundo en el que, jurídicamente, todos tuviesen dos personalidades, ¡vaya que tenia imaginación el desgraciado!. Poco falto para que propusiera que todos nos encerráramos en un hotel y que viviéramos un linda utopía en la que existiera el pleno empleo y todo fuesen felices. ¡JA!
Después, se le ocurre matar a un miembro de la cámara de lores -imaginate- una acción que vista por una criada lo echaría todo a perder. Así, Utterson que era abogado, se dio a la casa del ignoto durante un tiempo por toda Londres, tiempo en el que Jekyll decidió no seguir bebiendo su mejunje que lo hacia desinhibirse y , entonces, volver a la vida social, una buena forma de despistar ¿no lo crees?.
Bueno, para mi esta es una buena historia planteada por Stevenson y opino que pronto, quizá, leeré algún otro libro de él, no se, quizá algo de piratas o para lo que me alcance o me encuentre por la red.