sábado, 30 de julio de 2011

La importancia de ser formal


Hace unas semanas leí un libro de Oscar Wilde que se titula “La importancia de ser formal”. En realidad, se debería de llamar la importancia de llamarse Ernesto, esto, según el prologo, por la fonética similar de la palabra “earnest” que significa “formal” con el nombre de Ernesto.

Es un libro que retrata el comportamiento de la sociedad y las ataduras que ésta proporciona a los individuos, lo que orilla a la gente a mentir para obtener algún beneficio.
Pienso que quiero ser alguien nuevo, cuando escribo esto, ya que este libro trata sobre como por amor el personaje principal (Jack) quiere cambiar su nombre para llamarse, entonces, Ernesto. La cosa se complica cuando por error olvido un cigarrera en casa de un amigo (Algernon) y éste al ver que no tenia grabado el nombre de su amigo, ya que lo conocía como Jack, decidió preguntar el motivo. Después de una pequeña persecución en el pequeño recibidor de la casa de Algernon, Jack recupera su cigarrera y comenta los motivos. Desde mi punto de vista ocultaba algo, parece que se dedicaba a algún negocio truculento y por eso ocultaba su verdadero nombre a su pupila Cecilia.
Para Cecilia el nombre de Jack era Ernesto y el tal Jack era el calavera de la familia y por tanto el buen Ernesto tenía que viajar seguido a Londres para cuidar de su hermano que andaba en malos pasos. Pero Jack viajaba a Londres para codearse con la alta sociedad, pues ahí había conocido a una chica de nombre Gundelinda.
Llegados a este punto podemos darnos cuenta de que todos tenemos secretos turbios ya que Algernon tenía un amigo que se llamaba “Bumbury”, este amigo ficticio era muy útil -opino, como el autor, que es muy conveniente tener un amigo así- ya que le servia a Algernon para poder escapar de las reuniones aburridas o las situaciones que no quería enfrentar. El pobre Bumbury era un pobre paralitico que milagrosamente necesitaba de su amigo Algernon cada que Algernon no quería cumplir algún compromiso.
Total, con la existencia de la pupila de Jack (Cecilia), Algernon se alborota y decide visitar a la doncella para echarse un taco de ojo y, entonces, todo el teatro se viene abajo. Resultado en la necesidad de un doble bautizo que a fin de cuentas no fue necesario ya que Jack se llamaba como su padre Ernesto.
Opino que es un libro muy entretenido que fue un gran éxito en su tiempo, quizá por el juicio que llevo a la cárcel a su autor. Este libro me hace pensar que no soy el único que oculta cosas sucias y que como lo dice Kant “no puedes esperar que un hombre no tenga contacto, alguna vez en su vida, con las malas costumbres”.

domingo, 17 de julio de 2011

El nuevo acelerador



El pasado fin de semana leí un pequeño libro de H.G. Wells. A decir verdad, por el titulo y por el conocimiento que tenia del genero que Wells exploto imagine que se trataba de un acelerador de partículas, es que me gusta estar a la moda. Pero no; al poco rato de sumergirme en las letras me dí cuenta que no era lo que pensaba.

La historia gira en torno a dos amigos, un químico en busca de un acelerador metabólico (Giberne) que logra su objetivo y va en busca de su amigo (el narrador de la historia) para mostrarle el descubrimiento.

En realidad es muy interesante el tema de la obra de Wells ya que es importante hacer notar que no estamos hechos para movernos tan rápido, físicamente el corazón de un individuo late más rápido mientras más rápido se mueve. Ademas, la células del cuerpo humano se están oxidando constantemente, proceso que sin duda se aceleraría, bueno, desde mi pomposo punto de vista.
En fin, es una historia que te permite imaginar y pensar que harías en tal situación, ya que nadie sería tan rápido como para echarte el guante y, por tanto, todas las travesuras que podrías hacer cuando nadie presta atención (es realmente tentador dejar volar la imaginación).
Dejando de lado la pompa al analizar seriamente la posibilidad de llevar a cabo en lo real esta novela, opino que es una buena pieza de la ciencia ficción, que te hace imaginar y divertirte mientras lees sus páginas.